El origen del Estilo Yagami guarda relación con el Estilo Kusanagi.
Los miembros del clan Yasakani sentían gran
envidia hacia los Kusanagi, y esto los empujó a aliarse con quien era su
enemigo: Orochi. Los Yasakani adoptaron el nombre «Yagami», y, desde
entonces, el color de sus flamas cambió. El camino de ambas familias se
bifurcó.
Pasaron 660 años, y el antagonismo entre los Kusanagi y los Yagami perdura
hasta nuestros días.
No obstante, Kyo Kusanagi y Iori Yagami, los herederos de ambas familias, sonríen con menosprecio ante el vínculo entre sus clanes. No lo han acordado de antemano, simplemente son ese tipo de persona.
La enemistad entre ellos, sin embargo, es
incluso más profunda y más violenta que la hostilidad existente entre sus
familias.
Podría decirse que la forma de vida de Iori
Yagami tiene una base fundamental: no arrepentirse de ninguna de sus
acciones[1].
En la actualidad, Iori Yagami ha trascendido el bien o el mal[2], y tanto
la humanidad como la moralidad le son indiferentes. Sus convicciones
podrían ser tachadas de arrogantes, pero ésa es su postura ante la vida,
y, aunque él lo niegue, es probable que en esa actitud haya cierto grado
de inconsciente narcisismo.
Dentro de Iori Yagami ya existe una versión completamente definida de él[3]. Y él no se permite ni la más pequeña desviación de esa imagen. Las personas van cambiando con el pasar del tiempo, lo quieran o no, pero Iori Yagami se resiste incluso a esta regla absoluta.
Él se mantiene invariable, sin mirar hacia el pasado, ni hacia el futuro.
El fenómeno llamado Iori Yagami vive en el momento.
Pero claro, especular de esta manera no tiene mucho sentido.
No sólo es imposible leer lo que pasa dentro de una persona; no se puede verificar si lo anterior es correcto basándose en los pensamientos del mismo Iori, porque él nunca expresa lo que pasa en su interior.
Sin embargo, si Iori se detuviera a reflexionar sobre su vida buscando algún evento pasado del cual se arrepiente, de seguro pensaría en cierto día y cierto lugar, cuando no aprovechó la oportunidad de poner punto final a su rivalidad con Kyo Kusanagi.
El día en que Kusanagi, Yagami y Kagura —los Tesoros Sagrados— se reunieron y volvieron a sellar a Orochi, quien había sido resucitado.
Si hubo una oportunidad de liberarse de todas las ataduras y decidir las cosas con Kyo, tendría que haber sido dentro de esas violentas flamas.
Es probable que el no haber podido acabar con Kyo con sus propias manos esa vez aún pese en la consciencia de Iori.
Y quizá ese pesar persistirá hasta el día de su muerte
Iori observaba el mar.
Observaba el mar sin verlo, aquella noche oscura que se arrastraba lentamente.
El sonido de un motor que había sido opacado por la sirena de la señal de niebla volvió a oírse y Iori se volvió lentamente, con las manos hundidas en los bolsillos.
—¿Por qué tan pensativo? —preguntó Kyo Kusanagi con una leve sonrisa, sentado en su motocicleta, sujetando el casco en sus manos.
—Es inusual que hayas sido tú quien ha venido, Kyo. ¿Te dieron ganas de matarme?
—Oh, ya cállate. Salí a dar una vuelta, y te vi parado ahí como si estuvieras posando para alguien. La verdad es que pensé en ignorarte, pero ¿quizá luego me diste lástima?
Kyo descendió de la moto y colgó el casco en el espejo con toda naturalidad, aunque en realidad no estaba relajado. Si Iori hubiese intentado atacarlo súbitamente, Kyo habría estado listo para evitarlo. Aunque, por supuesto, Iori, tenía demasiada experiencia luchando como para usar un impulsivo ataque sorpresa.
—Ya que no tienes amigos, supongo que me corresponde a mí hacerte compañía. Para bien o para mal, el torneo comenzará pronto. Esto nos va perfecto como calentamiento, ¿no?
—Como siempre, oírte es tedioso.
—¿Sí? Sólo pensé que te interesaría.
—Tonterías —respondió Iori, observando a Kyo a través de sus largos mechones de cabello.
Hasta este momento, no se tiene una explicación precisa del origen de la enemistad entre las familias.
Según la información transmitida oralmente por los Kusanagi, los Yasakani estaban fuera de sí debido a la envidia y celos que les producía el poder de los Kusanagi. Pero no se tiene confirmación de esto, ya que los Kusanagi podrían haberlo dicho de forma intencional, para mostrar su desprecio hacia los Yagami, quienes se habían convertido en el enemigo.
Esta situación es similar a la de los Kagura, la tercera familia relacionada con los Tesoros Sagrados. La única información que poseen sobre los Yata es la que se transmitió oralmente.
Sin embargo, en lo que respecta a Iori Yagami, actual heredero del Estilo Yagami, su animosidad contra el Estilo Kusanagi tiene un origen muy claro.
Iori Yagami odia a Kyo Kusanagi.
Y como lo odia, lo matará.
Es así de simple.
Pero, al mismo tiempo, hay algo que no termina de tener sentido.
Iori Yagami odia a Kyo Kusanagi sin tener una razón en particular. Y, como el mismo Iori lo ha dicho, esto no está relacionado con el destino entre ellos o la animosidad entre sus familias.
No tiene un porqué. Iori odia a Kyo sin un motivo específico. Si se viera obligado a explicarlo, intentaría responder diciendo que es porque Kyo no le agrada.
Todas las personas tienen a alguien con quien no se llevan bien, pero, en el caso de Iori Yagami, lo que siente es demasiado intenso.
Y, para mala suerte de ambos, la persona a la cual está dirigido ese odio no se dejará matar fácilmente.
De forma mas bien casual, Kyo tocó con suavidad su mejilla lastimada y miró la punta de sus dedos húmedos de sangre tibia, para luego dejar escapar una risa confiada.
—Nada mal para alguien que dice no poder invocar fuego. ¿Estás usando el estilo de pelea de los Yasakani?
—¿Qué te parece si te hago cerrar la boca ahora que el momento de tu muerte está tan cerca? Aunque da igual. Lo haré así no quieras.
Iori avanzó con pasos calmados, sacudiendo la sangre de Kyo que tenía en su mano.
Desde que los caminos de sus familias se separaron, éstas comenzaron a enfrentarse cada vez que se daba la oportunidad. Y no sólo eso, los clanes competían por ser el más fuerte. Sin embargo, a través de las generaciones, el poder de los Kusanagi y los Yagami se mantuvo a un nivel similar, y no consiguieron erradicarse, y fue así que quedaron vinculados por el destino durante 660 largos años.
Pero, durante esos 660 años, los Kusanagi olvidaron a los Yasakani. Los Kusanagi actuales desconocen el estilo de pelea que los Yasakani usaban antes de que aceptaran la sangre de Orochi y se convirtieran en los Yagami.
Kyo puede ver que algo es distinto en el Iori Yagami al cual enfrenta esa noche. No sólo el no poder usar fuego. Más bien, la falta del fuego parece un detalle insignificante en comparación con el aumento de la precisión del estilo de Yagami.
—Oh, bueno… Ni yo lo entiendo bien —dice Kyo con una sonrisa y algo de desprecio hacia sí mismo, apretando los puños.
Kyo no podía negar que había estado preocupado; había querido saber cómo afectaría a Iori la falta de fuego.
Por supuesto, Kyo no sentía compasión o lástima hacia Iori. No lo odiaba, pero la animosidad de Kyo hacia Iori era innegable. Era una hostilidad que nacía del hecho de ser odiado unilateralmente sin motivo, y ahora no había manera en que él pudiera ignorar eso.
Kyo simplemente había querido saber si ese enemigo que le había sido impuesto estaría distinto al no poder utilizar sus flamas.
Y, ahora, Kyo ya tenía la respuesta.
Lo que había ocurrido era que la habilidad de Iori se había vuelto más precisa, como si se tratara de una espada que había sido desenvainada.
Iori Yagami seguía siendo Iori Yagami.
No había cambiado en absoluto.
Iori Yagami es un fenómeno inmutable.
Y es probable que siga siéndolo en el momento de su muerte, o en el momento en que mate a su enemigo con sus propias manos.
Fuente: https://game.snk-corp.co.jp/official/kof-xii/character/iori_profile.html
Autor: Akihiko Ureshino (según la Wiki japonesa).
Traducción del japonés: @miauneko